11.6.07

En el Ojo del Huracán

Aquí estoy, con mi terminal portátil, sentado en un peñasco elevado en una de las cuevas más grandes del Inframundo. En la puta cima del mundo, contemplando el espectáculo.

Por que debajo de mi se está desarrollando una escaramuza. Bueno, por su tamaño es una batalla. Una de las gordas, donde todo el mundo se mata con ahinco como si el mundo se fuese a acabar. Y no es un combate cualquiera, nada más y nada menos que a cuatro bandas. Arquitectos, Ascendidos, Loto y La Mano en el mayor émulo de un deathmatch que he visto nunca.

Veo a una cosa que es un cruce entre un cocodrilo, un pulpo y una lavadora arrancándole la cabeza a dos monjes shaolin, mientras un tercero le revienta el ojo de una patada. Un demonio del cual El Bosco se habría sentido orgulloso incinera a un escuadrón de tipos armados hasta los dientes. El olor a carne quemada me llega hasta aquí. Y el ruido, el ruido es pura cacofonía de gritos y explosiones.

Me acabo de desplazar a otra roca, por que un tanque está lanzando sus obuses cerca de donde estaba, y chicos, la metralla no me gusta. Pero el espectáculo... es increíble. Agentes al servicio de grandes poderes dando el callo por sus amos. Hasta la última gota de sangre. Perros leales.

¿Por qué se están matando? Bueno, no es por una minucia. Ha surgido el rumor de que por esta zona existe un portal. Eso ya basta para que manden exploradores. Pero resulta que no es un portal normal. Ese supuesto portal está muy escondido, y lleva a Roma, la Roma del año 69. Territorio virgen en lo que respecta a la Guerra Secreta.

Todo un premio en una competición en la que el segundo no sólo no se lleva la plata, si no que seguramente se dejará la vida en la carrera. Una lástima que ese portal no exista. Bueno, el rumor de su existencia no es mio. El rumor sobre su localización sí.

Grandes Amos y Señores de la Guerra Secreta. Quizá esté tirando piedras a mi propio tejado con lo que acabo de hacer, pero lo hecho hecho está. Esta es mi advertencia. Dije que ya no iba a ir de chico bueno, y espero que esta sea una buena demostración.

Las baterías del trasto se me terminan, y tengo que investigar los sobornos que reciben los mercaderes del Vertedero.

Damas y caballeros, Señores de la Guerra Secreta... a partir de aquí, todo es cuesta abajo.