¿Existen los Dragones? (2)

Otra entrega de esta serie de entradas en la que intento desvelar el posible retorno de los Dragones. He recopilado más pistas, y os las sirvo con ese "sabor" que sólo yo sé darle a la información.

¿Cuántas veces os tengo que haber dado la tabarra con el puñetero escuadrón de la Rueda Rota? Creo que dije que estaban buscándose una paliza; pues bien, la han recibido. Pero vayamos por partes...

Todo comienza con un aparente éxito: el escuadrón de la Rueda Rota ha localizado y capturado a Justinian, el Ingeniero Jefe. Para los que no le conozcan, diré que era una persona con unos grandes conocimientos de tecnología, y que colaboraba con los Dragones. Se dice que ayudó a la Profe a construir la base de los Dragones en el Vertedero. Sin embargo, tras la caída de los Dragones, Justinian desapareció. Se cree que los actuales Dragones (si existen) le intentaron localizar hace tiempo, sin éxito.

Éxito, que como ya he dicho, sí tuvo la Rueda Rota. Retenían a Justinian con la esperanza de poder sacarle la localización de la base de los Dragones. Y eso, amigos míos, ya quiere decir algo. Los Ascendidos no hacen las cosas porque sí, y existe algún motivo. Conociendo como conozco el "modus operandi" de esa gente, tengo dos posibilidades: la primera es que no les gusta dejar cabos sueltos, lo que implica que saben que aún quedan Dragones vivos. Cuando me dí cuenta me "alegré" - quiero decir, no soy un fan de los Ascendidos, pero eso corroboraba mi teoría de que los Dragones siguen en danza - luego me dí cuenta de la otra hipótesis, y los ánimos se me volvieron a enfriar. Y es que, puede que los Ascendidos quieran "saquear" a fondo la base de los Dragones, llevándose todo el arsenal y, lo más importante, todos los archivos de los Dragones.

Sin embargo, este secuestro no pasó desapercibido. De algún modo llegó hasta los oídos de los cuatro héroes de esta historia. ¿Que cómo lo saben? bueno, tengo mis sospechas, pero me las callaré. Como he dicho, fueron cuatro. Sé sus nombres, pero prefiero no publicarlos aquí. Provenían dos de ellos de la coyuntura contemporánea, y los otros dos, de la China dominada por el Loto. Uno de ellos tenía pinta de ser una suerte de mago con capacidades marciales, el otro que venía del 69 se las daba de estar a vueltas de todo. Y los tipos de la actualidad... bueno, uno tenía "ninja" escrito en la cara, y el último tenía el aspecto de gastar demasiado dinero para su propio bien.

Uno de mis informadores avistó a los dos individuos del 69 en Hotel Escher. Uno de ellos tuvo un encuentro con el concepto moderno "gin-tonic", el otro se dedicó a hablar con prácticamente todo el mundo. La pianista, unos monjes de la Mano, y la más larga de las conversaciones, con agentes de Ming I.

En cuanto a los otros dos, vieron a tipos similares en los Salones del Genocidio. Estuvieron hablando con un individuo al que parecían conocer de antes. La conversación no fue muy larga y, después de que se marchasen, ese tipo llamó por telefono.

Hay algo que pasa después, pero no lo tengo muy claro, así que hagamos una de esas elipsis que tan bien quedan en las películas, y pasemos a lo que nos interesa: la confrontación, el gran combate, la lucha final entre el escuadrón de la Rueda Rota y los posibles Dragones. Por desgracia, sólo tengo la versión de la Rueda Rota, que me temo que está muy sesgada. Es obvio que les dieron para el pelo. Las heridas no se podían disimular, el hecho de que ya no tenían a Justinian, tampoco. Según ellos fueron emboscados, por lo que estaban en desventaja posicional. Sus oponentes eran una pandilla de cobardes que emplearon una horda de esbirros para obligarles a desperdiciar sus ataques. La batalla fue épica (siempre según esos capullos de la Rueda Rota), y la habrían ganado a pesar de todo. Pero incluso los mejores (y ellos afirman serlo) pueden tener un mal día. Sus enemigos les tenían encerrados, y comenzarón a abusar de los explosivos. En definitiva, que aunque eran los mejores, nuestros "héroes" consagrados decidieron realizar una "retirada estratégica" y derrotarles cuando les planteasen combate honorable. Y eso, a pesar de que sus oponentes eran, según ellos «una pandilla de tarugos inútiles que no serían capaces ni de pegarse a sí mismos». Para mí, que estos bravos muchachos estaban bastante cabreados, ya que entre jarra y jarra de cerveza clamaban venganza. Por mí perfecto, siempre que vuelvan a cobrar.

Tened cuidado ahí fuera.